
El Primer Ministro de Israel Menachem Begin declaró en un discurso al Knesset (Parlamento israelí)
Nuestra raza es la Raza Maestra. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparados con nuestra raza, las otras son bestias, ganado como mucho. Las demás razas son consideradas como excremento humano. Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos.
Menachem Begin, Primer Ministro de Israel 1977-1983.
En 2010, un conocido rabino israelí, Ovadia Yosef, tampoco pudo evitar expresar a su congregación esta antigua creencia al declarar:
Los gentiles nacieron sólo para servirnos. Si no, no tendrían lugar en el mundo, sólo servir al pueblo de Israel... ¿Para qué sirven los gentiles? Trabajarán, ararán las tierras y recogerán los frutos. Nosotros nos sentaremos como un efendi (título honorífico entre los turcos equivalente a 'señor') y comeremos... Dios dará longevidad a los gentiles. ¿Por qué? Imaginad que se muere el burro de alguien, perdería su dinero.
En el Talmud
A lo largo del Talmud, se reafirman ideas sobre la superioridad de los judíos:
Así como los hombres son superiores a los animales, los judíos son superiores a todos los pueblos de la tierra.
Sepher Zeror a Mar, (folio 107, b.)
Solamente los judíos deben ser llamados hombres, pero los goim, que vienen del espíritu impuro, no tienen derecho más que al nombre de puercos.
Jalkut Reubeni, (folio 10, b.)
Dios se muestra en la tierra en las semblanzas del judío: Judío, Judas, Judá, Jevah o Jehová, son el mismo y único ser. El hebreo es el Dios viviente, el Dios encarnado; es el hombre celeste, el Adán Kadmón. Los otros hombres son terrestres, de raza inferior. Sólo existen para servir al hebreo; son pequeñas bestias.
Qabbalah ad Pentateucum, (fol. 97, 3)
El Mesías (aún esperado por los hebreos) dará a los judíos el gobierno real del mundo; todos los pueblos les servirán y todos los reinos les serán sometidos.
Naschim, (Kethubot, fol. 111 b)